Reino Unido entra en recesión por primera vez en más de 10 años debido a la pandemia
La sexta economía del mundo está en una crisis que podría la relegar unos escalafones más abajo en la pirámide del capitalismo global. La pandemia de coronavirus se ha reflejado no solo en colapsos humanitarios, sino en colapsos sociales por el terremoto económico que deja la estela de la Covid-19 a su paso por los países, donde paraliza los sistemas de vida nacional por el instintivo miedo al contagio de las poblaciones.
Ese efecto dominó se evidencia actualmente en la potencia de la isla de la Gran Bretaña, situada al norte de Europa. Y es que el Reino Unido vive por primera vez una recesión desde el estallido de la crisis financiera mundial de 2008, conocida como la Gran Recesión, que se ha desencadenado al caer el producto interior bruto (PIB) el 20,4 % entre abril y junio, el segundo trimestre consecutivo de contracción.
Esto implica que los 2,8 billones de dólares que promedia el valor neto de la producción anual de la economía británica podría caer en unos 571.000 millones de dólares hasta llegar a los US$2,3 billones del total del PIB debido al impacto de la pandemia en la contracción de la demanda de consumo, bienes productos y servicios de la población británica, un golpe al que se le añade la pérdida de empleos, inversiones y créditos por la salida del Reino Unido de la Unión Europea mediante el polémico e histórico proceso del Brexit en enero pasado.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés) dio a conocer este miércoles las cifras que muestran el alcance del impacto que la pandemia de la COVID-19 ha tenido en la economía del Reino Unido, donde todos los sectores han resultado perjudicados ante el avance de un estado de retracción de los intercambios económicos internos entre particulares, comerciantes y empresas debido a que la nueva fase socioeconómica en el país se centra en la subsistencia ante la pandemia mediante el consumo básico esencial de las familias en medio de una crisis que no ha sido controlada por el Gobierno del primer ministro Boris Johnson.
Con esta alteración de la economía británica, el mercado europeo también se ve afectado, lo que deriva en un ciclo de retroalimentación negativa entre los flujos de mercancías, capitales y trabajo que circula entre Reino Unido y el mercado europeo; sin duda, se trata de un contexto donde los factores recesivos de la crisis hunden a esa potencia en una espiral de incertidumbre sin final a corto plazo. @mundiario
