El FMI pronostica para este año la mayor recesión mundial desde la Gran Depresión de 1929

Kristalina Georgieva, directora del FMI. / RR SS
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva / Reuters.
Por lo tanto, la economía mundial ha entrado en una fase de reducción a su más mínima expresión. El mundo se enfrenta a “una crisis como ninguna otra”, dijo hoy el organismo.
El FMI pronostica para este año la mayor recesión mundial desde la Gran Depresión de 1929

El único sistema de vida, subsistencia, convivencia y interrelación que posee la humanidad ha entrado en una crisis perturbadora. Una vez que las bases de esta compleja estructura global se agrietan, toda la pirámide comienza a debilitarse. Efectivamente, la economía mundial es una pirámide en la que su base, el 30% o 40% de la población en la que se distribuye apenas el 1% de la riqueza mundial, se encuentra en un estado prolongado e indefinido de involución socioeconómica y pobreza. Pero también, el 1% más rico de la población que controla cerca del 40% de la riqueza global comienza a ver las consecuencias de un efecto dominó en el que toda el entramado de capitales se desploma producto de la desaceleración de los circuitos financieros mundiales, es decir, las bolsas de valores, los fondos de inversión, los bancos de inversión y los mercados de capitales.

¿Por qué? Pues al caer de forma súbita la demanda mundial de prácticamente todos los servicios existentes en la economía moderna, a excepción de los sectores alimentación, farmacia, medicina, telecomunicaciones y comercio electrónico, los grandes agentes económicos de cada región y de la alta esfera financiera internacional, decidieron estancar sus capitales y trasladarlos al dólar y al oro como activos de refugio, lo cual generó una contracción en los flujos de dinero que entran a los mercados emergentes y de ahí se distribuyen a las naciones que rodean el eje económico mundial de las mayores potencias del planeta: las naciones que componen el G-7 y las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China.

Por lo tanto, la economía mundial ha entrado en una fase de reducción a su más mínima expresión. El mundo se enfrenta a “una crisis como ninguna otra”. La pandemia del coronavirus “ha alterado el orden económico y social a la velocidad de un rayo”, según el Fondo Monetario Internacional, y provocará un impacto en la economía global que será el mayor desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.

Así lo dijo este jueves el organismo que concentra un 2% del producto interno bruto (PIB) mundial y que, la semana pasada, dejó claro que cuenta con una capacidad de préstamo de 1 billón de dólares, precisamente, ese ínfimo porcentaje de los USD80 billones que produce el planeta.

La directoria gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, ha dibujado hoy un escenario que tiene en vilo a inversores, empresarios y gobiernos, pues todos ellos se han endeudado casi al límite de su capacidad con fondos de inversión y organismos multilaterales, entre ellos el FMI, lo que permite barajar un escenario en el que no se descarta una crisis deuda montada sobre la crisis económica global que ya tiene lugar en estos momentos con la forma de una pronunciada recesión cuyo crecimiento podría ser tan exponencial como el la curva de propagación de la pandemia de coronavirus, el detonante de esta crisis mundial. 

Hace solo unos meses, ha recordado Georgieva en un mensaje difundido por Internet, el FMI esperaba para este año un crecimiento positivo en la renta per cápita en 160 de los 189 países miembros. Esto implica que casi la totalidad del planeta generará un crecimiento cero o incluso negativo, es decir, no producirán o perderán riqueza, situación que podría agravar los estados socioeconómicos en los territorios con economías más endebles y expuestas a la dinámica financiera y comercial de los países del eje capitalista. 

“Hoy, ese número se ha dado la vuelta: ahora proyectamos que más de 170 países experimentarán crecimiento negativo este año”, asegura la economista búlgara. Esa declaración es la confirmación absoluta de que ya ha empezado una crisis que, si la pandemia se prolonga o sus efecto económicos llegan a ser más devastadores a corto plazo con secuelas muy graves, podría inducir a la humanidad en un estancamiento económico del que le costaría recuperarse en su totalidad entre unos cinco a diez años. 

Sigue habiendo “una extraordinaria incertidumbre” sobre la profundidad y duración de la crisis, ha advertido Georgieva, pero ya hay algo claro: “El crecimiento global se volverá bruscamente negativo en 2020 y anticipamos las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión”.

La economía mundial no crecerá este año, ni siquiera en 2021 y con muy bajas probabilidades en 2022, pues el efecto expansivo de esta recesión ha estancado los capitales remanentes en el sistema de reserva financiera global, que son los bancos de inversión, los activos de refugio de los grandes tenedores y las corporatocracias. Ninguno se arriesgará a liberar fondos en medio de un ciclo histórico en el cual la humanidad ya no producirá riqueza, sino que más bien la verá empequeñecerse. @mundiario

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